Por Francisco J. Lifante
Calle abajo, procedentes de los aljibes sabios
Calle abajo, procedentes de los aljibes sabios
riman y reman, uno con otro, barba con fusil
los que regalaron números y acequias
aquéllos que honran su raza llamándose Moros
Ocuparon y fueron ocupados
la justicia habló de futuro con hechos y sangre
pero aquí se habla de Reyes nacidos
de las curvas de la propia luna
Sus pies la describen y la honran
en cada desfile militar
en cada morería intacta
donde se comercia con el color
y los caballos
y la sabiduría
Medían la oscuridad con profecías
los califas coleccionaban asuntos
en la
Alhambra (octava maravilla)
de los mundos desiertos y profundos
Amaban las acequias como canales de vida
con los velos de gasa y el orden como salida
regaban los campos con túneles y turbantes
y convertían en estructura consonante
la lluvia de oro por Mahoma vertida
Ahora mismo los veo en sus aposentos:
siendo presa de lo que no es miedo
despidiéndose de sus esposas valientes
como las estaciones del año
azules en sus sagradas danzas
activistas secretas del viento
Ahora los veo, van a por su Rey
rápidos como estatuas
rectificando la brutalidad
lidiando con la noche helada
Ahora los siento, derrochan boatos
con la barba larga por sindicato
hacia la cultura y los proverbios
desfilan con finura hacia los adverbios
Ahora los toco, acompañados de su aren
talado de las estrellas imperiales
procedente de la oscuridad magnífica
y saben a seda y a magia
Ahora se van (rendición condicional)
y se oye a lo lejos:
“Os dejamos embajadas y banderas
dioses y números
barriadas estrechas y ligeras
marchamos en paz y con pesar
de (Nompot) esta tierra sin igual”
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