Por Francisco J. Lifante
El rocío merodea los bancales
busca agricultores abruptos
deja atrás los licores corruptos
otorga sarmientos y manantiales
Es que la recolección sin bruma no tiene sentido
Es que si la revolución no se suda no es más que un comienzo
Mi pueblo no sólo es húmedo por rocío ni por sudores
Se compone de almas de labradores
mi pueblo bebe del cielo
se embriaga de constelaciones
Mi pueblo se alimenta de los azules
cuando la luna le envía canciones
Mi pueblo se asoma a los tantos balcones
de un mi abuelo
de un mi miedo
de un mi destierro
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